El fantástico jardín de la naturaleza constituía no solamente el lugar vital de nuestros antepasados, en el que vivían y encontraban sus alimentos, además su campo de acción y proyección. A lo largo de la historia de la evolución, especialmente de la abertura de su conciencia que lo empujó a ser dueño de su medio natural, el ser humano ha proyectado su increíble imaginario, el consciente y el inconsciente sobre las grandes fuerzas de la naturaleza, las plantas, los arboles, las flores, la tierra y el cielo…